
Otro de los formatos que se trabajó, fue el de la carpeta de conservación, la cual es creada con cartulina blanca y cinta espiga a modo de cierre, este formato es utilizado para obras con lomo delgado o que simplemente carecen de este (obras que no sobrepasan los 4 o 5 cm de ancho de lomo o que simplemente es una placa o una foto o una página).

El tercer contenedor que aprendimos a realizar, fue el de estuche con solapa, o con cierre, el cual también es utilizado para obras con poco o sin lomo, pero este, a diferencia del anterior, solo se hace con cartulina e incluso pueden ser reciclados algunos trozos de cartulina, pero para esto debe utilizarse pegamento. Elaboramos dos de estos últimos, uno con pegamento, en donde unimos dos trozos de cartulinas y luego creamos el estuche, con esta solapa o cierre, mientras que en el segundo caso, se utilizó una cartulina nueva creando el estuche en una sola pieza y prescindiendo del pegamento.
En las tardes, se trabajó con catalogación, creación de fichas bibliográficas y haciendo el marcaje correspondiente a los contenedores de conservación y a la obra que contenían, para así conocer y asignar la ubicación topográfica de la obra.
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